—Y yo, simplemente, pasaba por allí— dijo el abuelo un
poco incomodo —Se lo juro señor agente, yo no he hecho nada malo
—Lo sé, no se preocupe— contestó el policía mientras se
ajustaba la gorra —Pero usted comprenderá que ese dinero no le pertenece y que
debe devolverlo.
Todavía
no me explico cómo me encontraron, cómo nos encontraron a todos — Pensaba
el abuelo— Seguro que fue por las cámaras
de seguridad del banco, como en las películas.
Los periódicos lo llevaban en portada: “Director de sucursal bancaria enloquece y
reparte veinte millones de euros entre clientes afectados por las preferentes”.
Todo el mundo opinaba acerca del suceso: “Locura transitoria”, “Banquero
justiciero”,….
Y
ahora le exigían que devolviese el dinero. —El abuelo no salía de
su asombro— Que no era suyo, decían. ¿Que
no era suyo?, si él tenía todos sus ahorros en el banco y no se los dejaban
sacar. El Director del Banco, se lo dijo bien clarito:”No se preocupe de nada
Eusebio, usted es un cliente preferente”.