sábado, 26 de diciembre de 2015

Cuentos para dormir



Enciendo la luz, otra noche de insomnio llama a mi puerta. Descorro el cerrojo, giro la llave y la dejo entrar: este tipo de noches son muy obstinadas y, si se te ocurre hacer como que no estás en casa, son capaces de aporrear la puerta hasta despertar a todo el vecindario. Nos saludamos cordialmente ­—somos viejos conocidos —, y se acomoda en el sofá, frente a la estufa, tarareando una melodía de Sinatra.
Yo me siento frente al teclado. Cada vez que noche en vela me visita, habla y habla, desgranando historias durante horas. No soy un gran escritor, carezco de imaginación, pero escucho muy bien. Ella habla y yo escucho;  acaricio letras, beso tildes y el calor de su voz aterciopelada se abraza mis ingles. Otras veces, noche de insomnio habla con voz áspera y fría mientras yo  golpeo sílabas y escupo puntos y comas hasta que, al amanecer, el cuchillo ensangrentado resbala de mis manos.
Con el punto final, noche en blanco me arrulla, me promete no volver jamás y dejarme descansar por fin. Pero yo la retengo, le imploro un cuento para dormir. Un último beso, un cuento más, antes de morir.


Esta es mi participación en ENTC, la última del año. Esta vez, el lema "My way" es un homenaje a Frank Sinatra.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Desenfreno




No encuentro las bragas. Las busco debajo de la cama y entre las prendas que han quedado abrazadas a otras prendas extrañas en el suelo, pero no aparecen. Tampoco entre las sábanas, ni en el aseo.

Me ducho. Pero yo llevaba bragas, de eso estoy segura.

Oye tú, ¿no serás un fetichista, no? No, no, por nada.

Pues si se las quiere quedar, que se las quede. Aunque si lo llego a saber me hubiera puesto otras, que las braguitas dichosas me costaron una pasta.

Lo he pasado muy bien. Te llamo otro día.

Anda, mira dónde estaban. Sí que lo llamaré otro día, sí.


Un nuevo #viernescreativo, de la mano de Fernando Vicente y esta ilustración de Petites Luxures

sábado, 5 de diciembre de 2015

Dementes



Solo es un juego, le decía cada vez que ella le mostraba otra muñeca rota. Solo es un juego, repetía mientras intentaba en vano encajar de nuevo la cabeza en el muñón reluciente del cuerpecillo de plástico. Es normal, los niños juegan y los juguetes se rompen.

Pero no, no era normal. ¿Cómo iba a ser normal aquel juego macabro? Su hermano era un monstruo y su padre estaba ciego. Así que tuvo que hacerlo, no le quedó otro remedio, pero al fin, recuperó todas las cabezas de sus muñecas. 

Por fin es #viernescreativo en el bic naranja de Fernando Vicente. Foto de Mr Toledano.