sábado, 29 de abril de 2017

Quinientas noches de insomnio



La abuela juraba que aquella maleta no era suya. Yo siempre la había visto en el armario y me moría de curiosidad, pero el subastero dijo que el precio se cerraba a ciegas. Entró en el piso, recorrió las habitaciones e hizo su oferta. Lo miré desconfiada por lo abultado de la cifra. —De acuerdo —dijo él—, escoja un objeto y rebajamos el precio.

La maleta pesa muy poco. Llevo diecinueve días mirándola. Intento adivinar si contendrá su vivo retrato, o las gafas de lejos... Las noches las paso en vela, escuchando los crujidos que salen de su interior.


Superada la 2ª ronda de La Copa ENTC. Homenaje a los cantautores: un relato de 100 palabras inspirado en el tema "19 días y 500 noches" de Sabina.

viernes, 28 de abril de 2017

Epitafio



Siempre temí que se descubriera mi falta de talento, la ausencia completa de imaginación. Que alguien señalara aquellas frases que le copié al gran Gabo para mi primer libro; o los personajes, hurtados a Lope, en la novela que me consagró como escritor. Lector voraz y aficionado a los puzles, supe encajar las descripciones precisas de Pla y el sentido del humor de Cervantes, en un argumento sacado de la telenovela de moda.
Cómo no iba a caer rendido a mis pies el mundo entero, si le daba de comer el mismo rancho que servían en televisión, vestido de etiqueta y regado con el mejor Rioja. Simpleza callejera y belleza hurtada a los clásicos olvidados.
Sí, soy un fraude, pero me ha ido tan bien que no voy a cambiar ahora. Llegada mi senectud, he comenzado a frecuentar los cementerios. Allí donde me lleva la promoción de mi última obra, visito el camposanto, paseo por sus jardines y busco las tumbas de los prohombres. Así me nutro de frases póstumas, me las pruebo, me engalano con ellas y me contemplo en el espejo. En cuanto encuentre una que me caiga bien...

Mi muerte va a ser un éxito. 


Relato para la convocatoria bimestral de ENTC. Lema: escritores o sus personajes

lunes, 24 de abril de 2017

El ornitólogo



Mientras observaba a través de los  prismáticos, dos endecasílabos llegaron volando y se posaron en un arbusto; enseguida llegaron dos más y empezaron a cantar en rima asonante. La migración de los sonetos había empezado con el mes de abril y, como cada primavera, sólo él dejaba constancia de su paso. Otros corrían disparando tiros a los pareados, que caían como moscas, o tendían redes para atrapar serventesios salvajes. Pero él prefería los sonetos:  tan raros, tan difíciles de observar, con a su plumaje críptico y sus hábitos prudentes. Tan hermosos.

En cuanto empezaba la temporada Martín, vestido de camuflaje, se parapetaba en su escondrijo cerca del río y se armaba de paciencia. A veces la espera era larga y él se entretenía leyendo poesía. Fue así como descubrió que aquel leve sonido, producido al volver las páginas, actuaba como un reclamo y atraía a los sonetos en celo. Éstos se le acercaban sin miedo, dando saltitos y picoteando el suelo. Y él comenzó a lanzarles migas de su bocadillo, cada vez más cerca; hasta que alguno, más atrevido, se posaba sobre el libro. Entonces, con un rápido giro de muñeca, Martín lo cerraba de golpe, atrapando entre las páginas un nuevo ejemplar que nunca más volvería de tu balcón su nido a colgar.


Mi participación en el concurso de Zenda #historiasdelibros

sábado, 22 de abril de 2017

Identidad



Apareció dos días después. Aún llevaba puesto el vestido: gasa de seda natural, bordado en nácar, piedras y cristales. El cabello, emplastado por la sangre, le tapaba un ojo. El otro, abierto e hinchado como una pompa de jabón a punto de explotar, me miraba.
Su madre se me acerca con pálida angustia. Esto pasa por querer ser lo que uno no es. La gente no quiere escándalos. Si os hubierais ido a vivir juntos, nadie hubiera dicho nada. Pero no, tenía que cambiar de nombre, tenía que casarse.

Y apretándome con fuerza la mano, añade: «Y vestido de blanco».


Superada la PRIMERA RONDA: un relato, 100 palabras, 2 objetos (jabón y vestido de novia).