viernes, 28 de abril de 2017

Epitafio



Siempre temí que se descubriera mi falta de talento, la ausencia completa de imaginación. Que alguien señalara aquellas frases que le copié al gran Gabo para mi primer libro; o los personajes, hurtados a Lope, en la novela que me consagró como escritor. Lector voraz y aficionado a los puzles, supe encajar las descripciones precisas de Pla y el sentido del humor de Cervantes, en un argumento sacado de la telenovela de moda.
Cómo no iba a caer rendido a mis pies el mundo entero, si le daba de comer el mismo rancho que servían en televisión, vestido de etiqueta y regado con el mejor Rioja. Simpleza callejera y belleza hurtada a los clásicos olvidados.
Sí, soy un fraude, pero me ha ido tan bien que no voy a cambiar ahora. Llegada mi senectud, he comenzado a frecuentar los cementerios. Allí donde me lleva la promoción de mi última obra, visito el camposanto, paseo por sus jardines y busco las tumbas de los prohombres. Así me nutro de frases póstumas, me las pruebo, me engalano con ellas y me contemplo en el espejo. En cuanto encuentre una que me caiga bien...

Mi muerte va a ser un éxito. 


Relato para la convocatoria bimestral de ENTC. Lema: escritores o sus personajes

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